La explicación a esto estaría en una norma de cientos de años relacionada al ciclo lunar.
Semana Santa conlleva una serie conmemoraciones para la religión cristiana, sin embargo, cada año hay variación sobre las fechas donde inicia Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección. Por ejemplo, este año se realiza a mediados de abril, mientras en 2024 fue desde el 24 de marzo. La respuesta de esta variación en la fecha está en un sistema de medición milenario.
Según comenta el astrónomo y académico de la Universidad Autónoma, Matías Vidal, «la Pascua no tiene una fecha fija, como la Navidad, pues se celebra en relación con los ciclos lunares y el Equinoccio de Primavera (en el hemisferio norte). Como esos eventos no ocurren en las mismas fechas del calendario cada año, se necesita un sistema para calcular cuándo cae la Pascua. Determinar esto con anticipación requiere establecer una correlación entre los meses lunares y el año solar, además de considerar el mes y el día de la semana según el calendario Juliano «.
Originalmente, los primeros cristianos celebraban la resurrección de Jesús junto con la celebración judía Pésaj (Pascua judía), pues según los evangelios, Jesús fue crucificado el día después de celebrar con sus discípulos la cena de Pésaj (la última cena). En la antigüedad la Iglesia cristiana recibía el anuncio de la fecha de Pascua mediante un anuncio anual del Papa. Sin embargo, para principios del siglo III, las comunicaciones en el Imperio Romano se habían deteriorado tanto que la Iglesia valoró mucho contar con un sistema que permitiera al clero determinar la fecha por sí mismos, de forma independiente pero coherente. Así, el Concilio de Nicea (325 d.C.) decidió separar ambas celebraciones, aunque manteniendo el vínculo simbólico entre ambas. Además, la Iglesia deseaba eliminar la dependencia del calendario hebreo, derivando la fecha de la Pascua directamente a partir de la fecha del equinoccio de marzo.
La fecha de pascua se calcula mediante un sistema denominado «computus» (una abreviatura del latín computus paschalis), que es un conjunto de reglas y cálculos. La complejidad del algoritmo surge por querer vincular la fecha de la Pascua con la fiesta de Pésaj (que se celebra según el calendario hebreo).
Para hacer el cálculo, primero se determina a partir de tablas la fecha de la Luna llena pascual, que no coincide necesariamente con la Luna llena astronómica. Para calcular su ocurrencia, se utiliza un ciclo de 19 años llamado Ciclo Metónico (en honor al astrónomo griego Metón de Atenas que vivió en el siglo quinto antes de Cristo), porque cada 19 años las fases de la luna se repiten en aproximadamente las mismas fechas del año solar. La luna llena pascual ocurre en o después del 21 de marzo (esta es la fecha que la Iglesia asigna al equinoccio de marzo, mientras que la fecha astronómica real varía entre el 19 y el 22 de marzo). La Pascua cae el primer domingo después de la Luna llena pascual.
“Con este sistema, la Pascua cae entre uno y siete días después de la Luna llena pascual, de modo que, si ésta es un domingo, la Pascua se celebra el domingo siguiente. Por lo tanto, la fecha más temprana posible de la Pascua es el 22 de marzo, mientras que la más tardía es el 25 de abril”, explica Vidal.